Hay sonidos e imagenes que nos transportan en el tiempo, a mi esta foto me llevo a este momento...
El sol cual fiel de balanza, marcaba el sur, abrasaba al inicio de la tarde, mi caminar, por un pueblo de nombre El Baúl, me llevo a sentarme en la sombra de un frondoso árbol que en su cobijo brindaba frescor.
Ahí un anciano vendía café, refugiado del abrazo solar, probé mi primer café cerrero negro como la sombra.
Sentado en la orilla de la acera y mi acompañante en una gavera, el amable marchante inició la conversadera, "no hay primavera sin flores, ni verano sin calores" comentó, a lo que sin pensar respondí, aquello que mamá decía al terminar de planchar "calor con calor se mata", ya que es costumbre de ella al terminar tomar una taza de té muy caliente.
Entre refranes, historias y cuentos transcurrió el ameno rato, ahí conocí de voz popular, la leyenda de las Cadenas del Baúl, son dos cadenas de cien metros de largo cada una y eslabones de setenta kilos de peso, cuya data se aproxima a 1740, hay quien dice que unas como esas llevaba el Titanic en sus anclas.
Ahí enterradas están y objeto son, de mitos y misterios, y hasta milagrosas, pues, si logras mover más de un eslabon debes tu frente poner en cada uno que muevas y hacer tu petición.
No hubo más que hablar ni café que tomar, habiendo culminado la jornada debía un rato más caminar para en otro árbol parar esta vez para domino y truco jugar.