lunes, 10 de enero de 2022

Dormir en casa ajena.

Pasa por ser un tanto raro, esto de despertar y no saber en dónde.

Es algo incómodo encontrarte en un sitio que no es tu espacio.

Girar y encontrar un cuerpo desnudo, le ves dormir placenteramente, la sabana por la mitad de su espalda y el cabello cubrir parte del rostro.

Escenas confusas, recuerdos difusos, ese no saber si tomar tus cosas y marcharte o quedarte a jugar un delicado juego, eso pasa en una fracción de segundo; te asalta la duda de qué sucederá cuál será el resultado.

Un leve miedo de que abra sus ojos, se crucen las miradas, y veas un alma desnuda en un momento de fragilidad.

Te deslizas con cuidado y a hurtadillas en silencio te vistes, despejas tu mente buscas la salida, pero antes,

¡un café!  ¿Lo mereces?  ¡SI! 

 Te metes a la cocina y oteas todo en milisegundos, no ves la greca, no hay colador, ni filtros, abres sin ruido la alacena (un leve crujido, volteas y a lo lejos la ves dormir) sigues en tu incursión, tilo, te verde, dulces sueños y hojas de coca (si lo venden en bolsitas), pero no hay café (ni siquiera ese de la música, sí, el del aroma y yo lo sé, ni el expropiado el de la piedra grande)

¡Dios dónde estoy!

(Exclamas y gesticulas al aire) 

Insistes y sigues buscado, abres otra puerta (otro ruido, anotar 3 en 1 en la lista de compras que hay en la puerta de la nevera) azúcar, sal, aceite, especies varias y ahí está, el color lo delata, mi corazón acelerado empieza a querer volver a la cama, lo tomo y ¡Oh sorpresa! mis ojos implotan, mis dedos como con un golpe eléctrico se abren, ¡Sacrilegio! (Grito en mis adentros), si amigos lectores, eso que sé que están pensando, un frasco y de los grandes,

Nescafé Instantáneo Descafeinado. 

Ya no hay dudas en mi huida, no hay miradas de reojo, mis pies parecen no tocar el suelo, no cerré la alacena y el frasco quedó tumbado, pero debía correr y ponerme a salvo.

Podré dormir en casa ajena, bajo otro techo o en otra cama, poseer un cuerpo ajeno a toda entrega, hacer el acto impudico con esa persona y muchas cosas más, pero jamás he de lavar mis pecados con café instantáneo. Ella pudo haber sido la correcta, pero ahí no era.



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