Tan solo pido cierres tus ojos y sientas la arena en tus pies, mi mano en tu mano, mientras, la brisa acaricia tu piel haciéndome encelar, pues, quisiera ser yo quien abrazara tu piel y soplase tus cabellos, en tanto, el atardecer es más bello en tus ojos que en el horizonte, mi piel respira tu aire y mi cielo se cubre de tus nubes que ahogan el sol de mi respirar por ti. Esa estrella, se apaga en el horizonte mientras, lo nuestro prende en la orilla de la realidad.
Mis labios se atreven a decir tu nombre, el viento me arroba y me empuja junto a ti, para que entonces lo único que nos separe del beso, sea nuestra respiración entrecortada por la emoción de sentir la cercanía de nuestros cuerpos.
Mi ser y el tuyo en un simple, sutil y complicado nosotros.
La noche nos envuelve, las sombras nos cobijan, nuestros cuerpos se funden, ya los corazones no laten, solo se estremecen al palpitar.
El unir de nuestros labios se compromete en lo bello que sentirnos, la humedad de mi boca calma tu sed, yo en cambio, en mitad de un desierto diviso un oasis lleno de tus besos y al acercarme a él, me encuentro tan solo con tus ojos cerrados y yo besando la arena bajo tus pies.
