Como la mies del campo que al pasar el tren logras ver doblada ante el viento, sabrá ella hacia dónde va?, o sabrá que solo es el viento que la empuja al azar?
Tal vez algún caminante logre pasar por su lado y hacerla entender que jamás irá a algún lugar, pues en la tierra enterrada está. Incluso si el caminante la arrancara al pasar, lo más seguro es que tan solo la suelte un tanto más adelante y ahí, ya ni el viento la podrá tocar, el cielo mirar, el sol no la calentara, el roció mañanero no humedecerá sus espigas y ahí deseara no haber querido saber que hay más allá, de donde el viento la empujaba, al tren pasar.
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