La Amé con tal intensidad, que apuraba el reloj para verla.
La ame con tantas caricias, que faltaron dedos en mis manos.
La ame tanto que sentía,
que eran cortas las mañanas,
que en nada se me iban las tardes y en un suspiro pasaban las noches,
Así... yo la Amé.
Sufrí ya que no podía amar a un recuerdo,
oír canciones que con ella bailaba,
al saber que en sus ojos ya no me reflejaba y al callar mis gritos de amor no pudiendo negar la falta que me hacía,
Así... yo la Sufrí.
Entonces con pasión y deseo la converti en mi musa, haciendo que mi prosa fluya cuando la luna se desnuda, mi cirio encendido en espera de ser despertado por sus labios, ahí donde su cuerpo es hoguera,
Así... le escribí.
•
PD. Fue un día como hoy, que esas líneas se empezaron a escribir, en el pergamino prohibido de su tentación.
11.03.