He buscado las maneras de encontrarte, pero tus ojos son esquivos al amor, lo sé y aun así, lo intento una y otra vez.
Me reconozco enamorado sin remedio, sin arma alguna en tu presencia, simplemente dócil y entregado a ti.
Soy estremecido por tu presencia y rendido por voluntad a tus deseos.
Son mis deseos escritos con tu nombre y con las ganas alteradas de hacerte feliz.
Estoy en la búsqueda infructuosa, aunque no del todo, de mí en ti y me sigo buscando, solo por el sublime placer de recorrerte entera.
Me siento feliz de tu mirada, de tu sonrisa, de tus gestos de niña y de mujer, feliz de tu voz y tu silencio, feliz de tu compañía sin mi soledad.
Con ganas de ser todos los hombres y a la vez el único para ti.
Y finalmente me encontré amándote más y aun más...