Despierto en mis noches con sobresalto, debido a una pesadilla recurrente, en la misma,
corto mis piernas para no correr tras ella,
arranco mi corazón para no amarla,
coso mi boca para no nombrarla, o tal vez, para no besarla,
corto mis dedos para no escribirle,
amputo mis extremidades para no abrazarle ni acariciarle.
Es, en ese momento, en que sudoroso y asustado, abro mis ojos a la oscuridad de mi habitación y mi primer pensamiento es...
...y ahora sin manos,
como corto mi cabeza para no pensarle.