Con delicadeza me despertó, se coló en mis sueños, se metió en mi cama, en susurros me dijo abrázame, solo, abrázame. Senti como su piel fría tomaba de mi calor, como sus manos se aferraban a las mías, sentí su tristeza.
Ahí abrazada a mi lloró,
dejando fluir la angustia que le acongojaba,
acariciando su cabellera le recite los versos que le gustaban.
Ella a la distancia con su valentía,
era a la noche a quien temía,
no por su oscuridad,
si no, qué sabía,
venia vacía;
ella solo sentía dolor,
nostalgia y melancolía.
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