A modo de Prologo

Amigo lector, te preguntarás sobre qué puedo escribir o cuándo lo pude escribir y tal vez, la sola curiosidad te llevará a leer las páginas que a continuación encontrarás. Una lectura de tu parte me hará pensar que todo esto tuvo, tiene y tendrá algún sentido. Hubo momentos (y aun los hay porque sigo escribiendo) en los cuales yo mismo me cuestiono luego de leer las palabras que simplemente emanan y son plasmadas en cualquier hoja de papel o quedan guardadas como un mensaje en algún celular. En muchos casos, las correcciones fueron mínimas, en otros, los ajustes eran necesarios aunque no sustanciales, ya que en ellos prevalece una verdad y en todos están las palabras que nunca dije.

Te invito a leer, a lo mejor te reirás, meditarás, te burlarás; en algunos casos llorarás, en otros te encontrarás a ti mismo, visto por unos ojos que nunca fueron tu reflejo, pero que a lo mejor tuvieron el mismo andar. Alguna vez escribí algo que dice así: “soy un poeta que plasma y describe sentimientos que reflejan realidades, soy como un pintor que ama, respira, vive y llora por su cuadro, mientras lo pinta; luego lo cuelga se aleja y deja de amarlo, para entonces, admirarlo”. Mis letras son esos cuadros, he de dejarlos para que los leas, los admires, los critiques o solo los ignores pero, ellos seguirán siendo una parte de mi, mis hijos perdidos, los papeles en una agenda, mis historias, ellos son el vívido reflejo de mis soledades, mis angustias, mis penas, mis alegrías y de mis amores; ellos en tinta roja o en negros caracteres interpretarán en el instante mismo en que los leas, eso de cuando el silencio hable.