Entro a los túneles, bajo al infierno de caracas que se encuentra entre dormida y despierta y al mismo tiempo se nos presenta lúgubre y exigua, ya muy lejos de ser aquel valle bajo los pies de la sultana.
Secretos e historias, contados por incipientes criaturas casi todas imberbes, músicos nada principiantes, personas con vidas duras y reales, otras, falsas y truculentas. Magia, diversión, cuentacuentos, enfermedades, necesidades, problemas sin solución, canciones, rimas, poesía, bajo la tierra que oculta y a la vez enseña realidades en un inframundo que serpentea a metros de esta vida que es tuya y mía, que seca, que embriaga, que muere lentamente y nace de ella misma con incierto futuro.
Hacia dónde vas?
Metro a metro avanzas en realidad?
O solo te estancas en los sótanos de esa conjunción de vidas que sobre ti pululan y a la vez hacen vida contigo, que extraña ambigüedad.
Salgo y me consigo con un espejo de un infierno, tal vez no envuelto en sombras, pero, tampoco hay una segura luz y avanzo una vez más paso a paso, metro a metro esta vez a donde voy?
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