Riadas de sangre
que aceleran y desbordan las
represas del corazón.
Caudales inyectados de
excesos de pasión, socavan
nuestras neuronas y piden
los terrenos que sin darnos cuenta
invadimos con el tiempo.
La sangre no perdona y termina
desbordándonos y deslavando esos
lares donde, creíamos, seguros estar.
que aceleran y desbordan las
represas del corazón.
Caudales inyectados de
excesos de pasión, socavan
nuestras neuronas y piden
los terrenos que sin darnos cuenta
invadimos con el tiempo.
La sangre no perdona y termina
desbordándonos y deslavando esos
lares donde, creíamos, seguros estar.
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