Aun siento su cuerpo, cuando el sol cae al mar; mágico momento, cumbre realidad; todavía ese mar al retirarse de la orilla escribe su nombre en la arena, con suave espuma blanca al yo pasar, mientras, el viento trae su esencia a través de las sinuosas rocas del malecón, desde donde veo el sol ahogarse; ¿sabrás que era su aliento al hablar mi respirar?; Veo ese color que asoma al apagarse la estrella y son sus ojos bañados en mis lagrimas, miro sus huellas amarillas en la arena con fuego rojo; alzo mi vista y muere un día más, sin ella, en mi.
sábado, 15 de enero de 2011
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