Al conocernos su mano se aferró a mí, encajamos al instante mismo del contacto, no tardaba en buscarme y de inmediato surgían las palabras casi de la nada, se desesperaba cuando no me encontraba y aliviada respiraba al sentirme y tomarme, pero, el paso inclemente del tiempo, desgasto mi vida, se fue agotando esa fuente de letras que le daba placer al estar unidos, con fuerza me agitaba esperando que reaccionara con alguna palabra, sin embargo, mi tinta ya extinta, no trazo más sus pensamientos y sin más, de su mano me soltó.
lunes, 13 de julio de 2020
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