Hoy no te escribiré un poema, ni versos de amor.
Hoy redactare una carta llena de pasión.
Como antes, el pergamino de tu piel, como siempre, la tinta de mi ser.
En ella escribiré secretos del corazón, deseos del cuerpo de nunca acabar, con sutileza acogerá mis caricias y con sabor a miel me llevará a tu colmena.
Un manuscrito dejaré al fundirnos en un ser embriagante y dulce, que no dejaremos de leer, ella me hace estremecer y solo pienso en saciar mi sed.
Ya bruñida de caricias y tersa como la seda iré a recorrer tu cálido valle, tu monte encendido en fuego y tus pequeños botones reaccionado a mis letras serán principio y final.
Tan solo dejare el edén de tu cuerpo en blanco para poder volver a escribir en ti, aunque siempre, pondré puntos suspensivos en el ...
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