Subyace mi alma cautiva en las sombras de tu indiferencia,
como ahogar este llamado a comparecer a tus pies y
no ser un esclavo de esta pasión que emanas.
De qué manera lograré escapar de este reino sombrío y
aciago que no me deja vivir a plenitud.
Cuándo las alas de esta ánima saldrán de este averno y
veré la luz.
Me convertiré acaso en un redimido hijo de Dédalo y
luchare por escapar de la bruma cegadora
en la que tú aura me tiene envuelto.
Con tesón, mis alas fuertes serán,
elevaré el vuelo y venceré tu ya exiguo dominio,
blandiré la espada de mi orgullo y
cuál Perseo, cercenar tu mirar,
ya no ser de piedra,
salir de las sombras y retomar mi libertad.
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